Las superficies rugosas o texturizadas ofrecen carácter visual, pero también complicaciones. Requieren más producto, técnica especial y pintura adecuada. Las pinturas para la construcción formuladas para estos casos logran un acabado duradero y uniforme sin perder la expresión del muro.
Alto poder cubriente para evitar capas excesivas
Las superficies texturizadas absorben más pintura. Las pinturas para la construcción con buena densidad cubren sin necesidad de muchas aplicaciones, reduciendo costos y tiempo.
Adaptarse a la forma sin perder color
Las hendiduras o salientes de la textura provocan diferencias de color si no se aplica bien. Las pinturas para la construcción con buena nivelación permiten una cobertura pareja.
Acabado que no modifica la textura original
No se trata de cubrir la textura, sino de protegerla. Las pinturas para la construcción para muros con relieve respetan su diseño, resaltándolo sin ocultarlo.
Mayor resistencia al polvo en texturas abiertas
El polvo se adhiere con facilidad en superficies con volumen. Las pinturas para la construcción con acabados lavables permiten remover esta suciedad sin dañar el recubrimiento.
Tolerancia al agua en espacios exteriores
Estas zonas están expuestas a la lluvia. Las pinturas para la construcción con impermeabilización activa evitan que el agua penetre y genere hongos o deterioro interno.
Aplicación con rodillo especial o pistola
La herramienta correcta hace la diferencia. Las pinturas para la construcción para textura se aplican mejor con rodillos de felpa gruesa o pistola de presión.
Colores duraderos a pesar del sol
El sol incide en diferentes ángulos por la forma del muro. Las pinturas para la construcción con pigmentos resistentes mantienen la uniformidad del color sin importar el relieve.
Textura con estilo, protección con técnica
Pintar una superficie rugosa es más complejo, pero con los productos correctos se convierte en una gran ventaja. Las pinturas para la construcción resaltan la textura, protegen y embellecen a largo plazo.
